Cómo fue la primera reconstrucción  de pene de un paciente chileno
Cómo fue la primera reconstrucción  de pene de un paciente chileno

    El doctor Alejandro Ramírez cuenta detalles de la cirugía, única en Chile a un hombre afectado por cáncer

    Cómo fue la primera reconstrucción de pene de un paciente chileno

    "No tengo nada extra??o en mi cuerpo porque no se usaron pr??tesis pl??sticas. Adem??s, tampoco me cierro a la posibilidad de tener pareja", confiesa el hombre de iniciales F.R.

    “Me diagnosticaron cáncer de pene en febrero de 2015. Luego de tres meses, entre biopsias y exámenes, decidieron amputarme. Pese a lo difícil que fue, nunca di mi brazo a torcer o me permití morir sicológicamente. Tuve la fuerza y la fe de que esto no iba a quedar así. Estaba mi vida en juego y no me quedaba otra”, confiesa el paciente de iniciales F.R. Le quedaron cicatrices, pero está tranquilo porque “no tengo nada extraño en mi cuerpo, ya que no se usaron prótesis plásticas”. Y destaca: “Luego de la reconstrucción no veo ninguna limitante en mi vida y no me cierro a la posibilidad de tener pareja”, cuenta.

    La operación estuvo a cargo de Alejandro Ramírez, cirujano plástico estético y reconstructivo de la UC y se realizó en el Hospital Clínico La Florida. La intervención es inédita, al menos, así lo cuenta el profesional: “No tengo antecedentes de que este tipo de reconstrucción completa, que implicará que el paciente retomará una vida absolutamente normal, se haya realizado en Chile”. El especialista confirma, además, este dato en su sitio web. ¿Cómo lo hizo?

    Prótesis del peroné

    El especialista, que realizó una sub especialidad en Microcirugía Reconstructiva en Taipéi, China, reconoce la complejidad de la intervención: “Es necesario tomar en cuenta que, después de la cirugía, el paciente pueda orinar con normalidad y para ello hay que reconstruir la uretra”. En el caso de este paciente, de 36 años, hacía esa necesidad a través de un pedazo de uretra que tenía en el periné.

    En la primera intervención, efectuada el 24 de marzo de 2017, se insertó un pedazo de 20 centímetros, aproximadamente, de peroné (hueso externo y delgado que une la rodilla con el pie) en el muslo, “que después se ajustó al tamaño que originalmente tenía el paciente”, revela. Todo este proceso se realizó con una microcirugía que permitió conectar los vasos sanguíneos del peroné y muslo. Al mismo tiempo, se tomó parte de piel de la pierna y se enrolló alrededor de una sonda. De esta forma, se pudo fabricar la uretra, quedando por algunos meses bajo la piel para que pudiera recibir irrigación sanguínea.

    Rollo de piel

    Luego, en la segunda cirugía, realizada el 9 de septiembre de 2017, se tomó la piel del muslo, con el hueso y la uretra que se había prefabricado (en lenguaje médicos se habla de preliminar la uretra). “En términos simples, se realizó un rollito, envolviendo el hueso y la uretra, para transferirlo hacia donde tiene que estar el pene reconstruido. Todo ese tejido que se movilizó, ya contaba con los nervios sensitivos del muslo, que finalmente se conectaron con los del pene”, precisa el cirujano que contó con el apoyo del urólogo Rodrigo González.

    Vida sexual

    Ramírez detalla que otro punto relevante es lograr que el paciente recobre también su vida sexual. “Para ello se requiere que el órgano reconstruido tenga sensibilidad” y resalta cómo lo consiguió: “El tejido con el cual se rehace el miembro tiene un nervio sensitivo que se conecta con el que inerva el pene y así se consigue la sensibilidad”, dice el especialista y destaca que hay casos reportados de pacientes que se han sometido a esta cirugía y han logrado ser padres.

    Mejor hueso que prótesis

    Aclara que los pacientes que tienen impotencia utilizan prótesis de algún material sintético, como silicona. Sin embargo, no es una solución para aquellos que sufrieron una amputación, porque las prótesis se obstruyen o infectan. “Por ello se recurre a un hueso, que en este caso es una parte del peroné con sus vasos sanguíneos, a modo de prótesis, para entregarle la firmeza que necesita”, reitera Ramírez.

    Se escogió el peroné, ya que es más difícil que se noten las cicatrices luego de la intervención. Además es un hueso que tiene una forma posible de asimilar con la de una prótesis. “Si lo hacíamos con el del antebrazo existían riesgos de fracturas, además de cicatrices posteriores más visibles”, aclara.

    Vida normal

    Por el momento, F.R continúa con licencia médica porque no puede realizar ningún tipo de fuerza. “Sin embargo, de todas formas hago mi vida normal, compartiendo con mis amigos y familiares. El próximo año espero volver 100% a mi trabajo”, dice.