E l 4 de junio de 1998, el equipo liderado por el físico japonés Takaaki Kajita dio a conocer en Tokio el descubrimiento que, 17 años después, le significó ganar el Premio Nobel de Física -en paralelo con el canadiense Arthur B. McDonald- por su trabajo con los neutrinos, al descubrir que estas pequeñas partículas subatómicas tenían masa, al contrario de lo que se creía hasta entonces. En términos teóricos, implica toda una revolución para la física de partículas, que podría cambiar radicalmente el modelo imperante hasta ahora y dar a los científicos un mejor entendimiento de la materia, crucial para entender cómo funciona el universo.
Este martes, el profesor Kajita dio una charla a estudiantes de secundaria y a profesores de cuatro colegios de Santiago, en el auditorio del Museo Interactivo Mirador (MIM), donde intentó explicar en sencillo los alcances de su descubrimiento, para luego interactuar en una ronda de preguntas y respuestas con alumnos de estos establecimientos: el London College y el colegio Patrona Señora de Lourdes, ambos de La Florida; el Liceo Industrial Chileno Alemán, de Ñuñoa; y el colegio Elvira Hurtado de Matte, de Quinta Normal.
La pregunta del millón Allí el premio Nobel se vio enfrentado a preguntas simples como qué le motivó a estudiar los neutrinos, es posible visualizarlos o qué dificultades tuvo durante su investigación. Pero la que se ganó el premio a la mejor pregunta de la jornada, por su sencillez, fue la que hizo Benjamín Faúndez, de 15 años, estudiante de segundo medio del colegio Elvira Hurtado de Matte. “¿Su descubrimiento -inquirió- tiene un impacto concreto en la vida cotidiana de las personas? Tras pensar un par de segundos, el científico nipón debió conceder con total honestidad: “Bueno, creo que la respuesta es bastante sencilla: No, para nada”. Y provocó risas entre la asistencia.
La risotada aumentó luego de que Benjamín, impresionado ante la breve respuesta, cerró con un serio y escueto “gracias”.
Tras la presentación, y consultado sobre su interacción con el profesor Kajita, Benjamín no lo dudó: “Sus respuestas fueron buenas. La experiencia de conocer a un Premio Nobel fue increíble, inolvidable”.